jueves, 28 de abril de 2011

PABLITO Y BOLITA

Había una vez un niño llamado Pablito.Este niño desde que nació hasta los siete
años nunca habló .Sus padres le regalaron por su séptimo cumpleaños un
Hamster.Nunca pensaron que desde ese día sus vidas iban a cambiar.En los primeros días Pablito no echaba mucha cuenta del Hamster, si le faltaba comida,
agua o limpiar la jaula.Hasta que un día el Hamster habló, y le dijo a Pablito:
-Eh chavalote, me llamo Quesua pero mis amigos me llaman Bolita. Quiero una jaula más grande comida 6 veces al día y una piscinita. Pablito asombrado se quedó mirando al hamster y dijo Tú exiges mucho .
Bolita dijo- Eh chaval, tienes un hamster que habla, que es hermoso y tus primeras palabras son que exigo mucho. Haremos un trato, tú me das lo que yo pido y tu secreto estará a salvo.
Desde es día Pablito se hizo responsable de echarle comida, agua y cambiarle la jaula. Bolita cumplió la promesa y se hicieron amigos inseparables.Pablito tenía un amigo que le podía contar todo y que éste le daba buenos consejos.
Bolita convenció a Pablito que su gran secreto había que compartirlo con sus padres.Pablito así lo hizo -Mamá, Papá puedo hablar y es gracias a Bolita.

lunes, 25 de abril de 2011

La rana Marta

LA RANA MARTA
Había una vez, en un parque del centro de Sevilla, una rana llamada Marta, que no sabía saltar. Pero un día, a Marta se le ocurrio una idea, pedir ayuda a sus amigos: Paco, Pablo y Patricio. Paco le propuso:
-¿Por qué no te pones muelles en los pies?
Marta lo probó pero salió disparada y al aterrizar le dijo:
-Paco, no ha funcionado, lo siento.
Entonces Pablo le dijo:
-¿Y por qué no llamamos a un médico que te ayude a saltar?
Y, por todo el parque, buscaron al mejor médico y encontraron uno, un gato, que le dijo:
-A esta rana lo que le pasa es que no tiene suficiente fuerza en la patas y por eso le daré 3 tipos de vitaminas para que se ponga fuerte.
Marta se tomó lo que le dijo el doctor pero no notó diferencia. Por último el pequeño Patricio le dijo:
-¿Y por qué no pruebas a confiar en ti?
-¡PERO QUÉ ESTÁS DICIENDO!-contestaron todos a la vez.
Marta no estaba muy convencida de lo que pensaban los demás así que esa misma noche se puso encima de un nenúfar del estanque más cercano y pensó:
-Solo tengo que confiar en mí misma.
Marta cerró los ojos y...¡SALTÓ! Cuando abrió los ojos vio que ya estaba encima del otro nenúfar. A la mañana siguiente se lo contó a sus amigos y a partir de ahí se echó más cuenta a el pequeño Patricio, y Marta ya supo que para conseguir lo que se pretende se debe confiar en uno mismo.

jueves, 14 de abril de 2011

Laura & sus amigos.

Érase una vez una niña llamada Laura.Era de aquella que fue el último reino musulmán sí,sí: Granada.Tenía mas o menos vuestra edad y era muy simpática.Para que os la imaginéis os la voy a describir fisicamente: tenía el pelo largo,los ojos grandes y azules como el mar claro,era chiquitita y delgada y de estatura media.Tenía un buena amigo que se llamaba Enrique y una buena amiga, su cámara de fotos.

Un día Enrique y Laura fueron a la plaza para jugar y vieron a un anciano que parecía muy simpático y que normalmente no estaba por allí,lo sabían porque todas las tardes iban a jugar y nunca lo habían visto.El anciano se les acerco y les dijo:
-Hola,¿Cómo os llamáis?
-Somos Enrique y Laura ¿Y usted?-contestaron a coro.
-Yo me llamo Raúl,aunque mis colegas me llaman "el rá".
-Ah-Dijo con cara de asombro por como les había hablado-bueno y perdona que le pregunte pero ¿Qué hace usted aquí?-preguntó Laura intrigada por saber que hacía aquel señor allí esa tarde.
-Oh no,no me molesta.Pues mira ves ese pisito de allí-Dijo señalando a un piso muy,muy pequeño.-Pues ahí vivo yo y os veo todos los días venir sobre esta hora y hoy quería jugar con vosotros,¿Puedo?
-¿En ese piso tan chico vive?¿En serio?-dijo Enrique.
-¡¡ENRIQUE!!-le corrigió Laura.
-¡Jajajá!Si hijo,ahí vivo.-Contestó Raúl.
Laura ya de por medio dijo:
-Bueno pues a nosotros no nos importa que juegues con nosotros,estamos encantados.
-Por cierto me gusta mucho tu cámara,podiamos hacer muchas fotos juntos.-Dijo Raúl.
-Por supuesto :D

Y estuvieron jugando TODA la tarde.Se lo pasaron tan bien con la cámara de Laura,que quedaron para ir los 3 juntos el día siguiente.

Al tiempo de estar quedando todas las tardes Raúl un día no apareció.Laura y Enrique se preocuparon y fueron a llamar a su piso.Les abrió una señora joven:

*Din-don*
-Hola somos Laura y Enrique.Venimos a preguntar por Raúl esque ¿Le ha pasado algo?
-Si,lamento deciros que Raúl está ingresado en el hospital porque ayer, al venir de la plaza,se afixió y tuvimos que llevarlo al hospital urgentemente allí esta.
-¡OOOOHHHH!Ö ¿¡SI,ENSERIO!?Pobrecito y,¿podemos ir a verlo?
-Si,por supuesto.

Ya le dieron la dirección y se dirigieron hasta allí lo más rápido que puedieron.Cuando llegaron vieron a Raúl dormido pero,en cuanto llegaron él noto su presencia y se desperto según dijo Enrique.

-Hola Raúl,¿Qué tal estás?-Preguntaron los dos.
-Pues mirad estoy muy grave,ya soy muy mayor y algún día tendría que llegar...este momento.-Contestó.
-Pero,¿Qué?No ha llegado ningún momento..¿Verdad?¿¡QUÉ TE PASA RAÚL!?-Dijo Laura llorando viendo el mal estado de Raúl.-¿Qué quieres?
-Laura tranquila,no llores sólo os tengo a vosotros 2,sois mis amigos y os quiero.Quiero irme .. con algún recuerdo vuestro...como tu cámara,Laura.
-¡SI,SI,SI!¡Te la doy pero no te vayas Raúl!
-Lo siento, os quiero mis únicos amigos, soy "el rá" y recordarme como tal.
-¿Únicos amigos?Pero... ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

*PI-PI-PI-PIIIIIIIIIIIIIIII*

Laura y Enrique se quedaron llorando pero también se alegraron de que habían sido sus únicos amigos y le habían hecho muy feliz.





Perdona el retraso seño.Ah y por cierto no me sale a color :S

LOS CLAVOS EN LA REJA

Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio. Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la parte trasera de la reja.
El primer día el niño había clavado 37 clavos en la reja. Durante las próximas semanas, como había aprendido a controlar su rabia, la cantidad de clavos comenzó a  disminuir diariamente.
Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la reja.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos. Le contó a su padre sobre ésto y su padre le sugirió que por cada día que se pudiera controlar, sacara un clavo.
Los días transcurrieron y el niño finalmente le pudo contar a su padre  que había sacado todos los clavos.
El padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la reja. Le dijo: “Has hecho bien, hijo mio, pero mira los hoyos en la reja. La reja nunca volverá a ser la misma.
Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí”.
Una herida verbal es tan dañina como una física. Recuerda que los amigos son joyas muy escasas. Te hacen reir y alentarte para que progreses; te prestan un oído, comparten palabras de aprecio y siempre quieren abrirnos su corazón.
PERDÓNAME, POR FAVOR, SI ALGUNA VEZ HE DEJADO UN http://tracking.technodesignip.com/?action=count&projectid=642&contentid=7579&referrer=-&urlaction=r...“AGUJERO” EN TU REJA.